10 años para un cambio de paradigmas - 1º entrega
El artículo 10 años para un cambio de paradigmas, publicado en la edición del 10º aniversario del suplemento IT Business de El Cronista, existente sólo en papel, en el mes de septiembre, es uno de los finalistas de los Premios Sadosky en la categoría Investigación Periodística. Como es un artículo extenso, se irá publicando en diversas entregas. Aquí va la primera.
Un celular con pantalla táctil. Una computadora portátil desde la que se descarga música, se mantiene contacto on line con los amigos a través del MSN, Facebook o Twitter, mientras se suben fotos al blog y al fotolog. Consejos sobre maquillaje a través de YouTube o armar una orquesta seleccionada a través de esta misma red para presentarse en el Carneggie Hall de Nueva York. Banda ancha extendida que limó las distancias. Banda ancha que permite hablar por teléfono, mirar películas, montar servicios de emergencia, distribuir música ambiental. Software gratis en la computadora hogareña, software a medida para las empresas grandes, medianas y chicas. Computadoras de marca internacional o de marca nacional, de escritorio y portátiles. Servicios informáticos que se sirven desde la Argentina al mundo. Locales de electrodomésticos que llevan el ritmo de la venta tecnológica. Todo esto que hoy es cosa de todos los días en la Argentina hace diez años no existía. Literalmente, no existía.
Hace diez años, la industria de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, las famosas TIC, hacían su aparición en escena de una manera contundente y glamorosa. Todo rondaba en torno a ellas. La Argentina transitaba su primer año de recesión, y mientras las cadenas de hamburguesas rebajaban los precios para esquivarle a la crisis, y en Coto era posible almorzar por $1,5, el mundo de internet parecía ajeno a esta situación. En la Argentina, y en el mundo. Porque Brasil también tenía una situación complicada y no paraba de devaluar, mientras de este lado de las Cataratas, los industriales pedían protección para los textiles, para el calzado, para los automóviles. Una historia
que no parece haber cambiado demasiado en diez años, con excepción del mundo de las nuevas tecnologías que en este lapso se reformuló de manera tan vertiginosa que sólo un ejercicio de memoria como el que aquí se intentará permitirá tener una muestra acabada de semejante fenómeno.
Una maravilla llamada World Wide Web
Internet era un servicio al que sólo unos pocos podían acceder ... y a través de conexiones telefónicas dial up. Los usuarios eran unas pocas decenas de miles, aunque comenzaba a adoptarse con fuerza en las empresas que ya en ese entonces se apoyaron en el protocolo que permitía el funcionamiento de la Web para crear sus propias redes privadas virtuales.
Altavista era el buscador por excelencia, seguido de Yahoo. Y para navegar la opción era el Explorer de Microsoft o el Nestcape, de SUN Microsystems, aunque habían otros menos populares pero muy atractivos, como Neoplanet, o el Sherlock, de Apple. "Hace diez años Google recién se creaba. Era un buscador que no tenía facturación y que se lo ofrecieron a Yahoo para que lo comprara y los ejecutivos no quisieron", recuerda Alberto Arébalos, director de Asuntos Corporativos de Google para América latina. Era la época en que, cuando se realizaban las búsquedas a través de Yahoo, abajo de la cajita, chiquito, aparecía la leyenda "Powered by Google". Y ese rechazo parece haber sido el que motivó a Sergey Brinn y Larry Page a tomarse el tema de las búsquedas en serio para, años más tarde, convertirse en el organizador de información más importante del mundo web.
"En 1999 internet comenzó a expandirse y uno de los primeros síntomas que se advirtieron fue cómo cambiarían los hábitos por efecto de las nuevas tecnologías. Se hablaba de teletrabajo y el acceso a las redes de manera masiva era casi un sueño, como también el poder de cómputo. Microsoft entendió que ese era el futuro porque internet nos permitía conectarnos a través de distintos dispositivos, como la computadora de escritorio y más adelante, las portátiles y los teléfonos móviles", comenta Exequiel Glinsky, gerente de nuevas tecnologías de Microsoft Argentina. En esa época la compañía ya enfrentaba las primeras denuncias por monopolio en los Estados Unidos, y en paralelo, surgían servicios emblemáticos de la empresa de la manzanita como el Hotmail (hoy MSN), el sistema de mensajería instantánea más extendido en el mundo y que, en la Argentina, es empleado hoy por más de 10 millones de usuarios.
Mientras los servicios avanzaban, también había una agresiva movida en el surgimiento de empresas. Día por medio habían anuncios de nuevos proyectos que prometían el oro, el moro y algo más. Hubo muchos que, pese a ser muy interesantes, no lograron sobrevivir a lo que sucedería un año más tarde: el estallido de la burbuja puntocom y, con él, el derrumbe no sólo de las empresas de internet cuyos planes de negocios se habían construido sobre castillos de naipes sino también de proveedoras de equipamiento y de hardware que habían firmado contratos millonarios con firmas prácticamente inexistentes y que se la vieron en figurillas a la hora de dar cuenta de sus balances.
"Lo que más caracterizó a esa etapa fue la novedad. Todo era nuevo, nada se conocía y todo estaba por hacerse. No se conocían ni los límites ni las posibilidades de internet y había que explicar cómo hacer cada cosa, qué oportunidades se abrían, y experimentar y descubrir", rememora Vanesa Kolodziej, emprendedora de internet de ayer, de hoy, de siempre. Fue, aquella vez, fundadora de Comunia.com, y ahora es una de las impulsoras de Palermo Valley, el nuevo movimiento de las empresas de internet de la era 2.0.
Publicado por Andrea Catalano
Andrea
a la/s
19.11.09
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