Ya sabemos que vivimos en un país que ni siquiera María Elena Walsh imaginó cuando escribió "El mundo del revés". Pero lo que está sucediendo en las últimas semanas no es más que una muestra más del desquicio en que está sumida la administración de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Por un lado, ya estaría confirmado que el próximo 8 de mayo la jefa de Estado presentará la Agenda Digital, es decir, el plan para reducir la brecha digital en el país, o sea, que todos los sectores de la sociedad, especialmente los de menores recursos, accedan a las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones. En criollo, esto es, que puedan comprar computadoras y que cuenten con redes de telecomunicaciones sólidas que les permitan conectarse a internet. Será un anuncio a grandes luces, con invitados, lindo auditorio y discurso basado en lo importante de llegar a los segmentos más desprotegidos con las nuevas tecnologías. Eso sí, sin un peso. Es decir, anuncio para los titulares pero sin un peso de presupuesto que apalanque tal medida. Es decir, valga la redundante insistencia, anuncio preelectoral.
Por otro lado, ya va a cumplir casi un mes el proyecto para aplicar impuestos internos a la electrónica, informática y tecnología que se importe y que se produzca en el país, con excepción de Tierra del Fuego. La iniciativa prevé subir al 21% el IVA de aquellos productos que hoy tributan la mitad, es decir, 10,5%, pero además, considera aplicarle impuesto interno, un gravamen que se impone a los articulos considerados de lujo. En la Argentina las bebidas espirituosas como los whiskies, licores y coñac pagan este impuesto. Ahora, se sumarán celulares, celulares inteligentes, monitores, pantallas, computadoras portátiles, secadores de pelo, equipos de aire acondicionado de 2200 a 6000 calorías, y planchas, entre otros productos. Es decir, mientras en el mundo se está considerando que los teléfonos móviles pueden convertirse en la computadora de los pobres por el costo accesible y las aplicaciones que se pueden montar sobre ellos ... aquí se los considera artefactos de lujo. El argumento del texto es que se busque reducir el consumo de energía que gastan estos productos, además de transferir dinero desde los sectores que más tienen a los que menos poseen en tiempos de crisis financiera internacional.
De aprobarse el proyecto, que prevé entrar en vigencia el 1 de julio próximo, el grueso de los productos de electrónica, informática y computación aumentarán entre 32 y 33 por ciento su precio final, porque tanto el IVA como los gravámenes internos son tributos que impactan en forma directa en el consumo. Todo para proteger a las empresas que producen en Tierra del Fuego, que no llegan a abastecer al 30% del mercado local. Las firmas, por ejemplo, que instalaron plantas de ensamblado de computadoras en Buenos Aires -EXO, SICSA, PC Arts- o en las provincias, como en Córdoba - Airoldi- o las que fabrican otros productos como memorias RAM -el caso de Novatech- o circuitos electrónicos -NEC en San Luis- perderían una gran competitividad frente a esta medida. Ni hablar de los pequeños revendedores de computación, como los que arman equipos en la Galería Jardín, de la Capital, por poner sólo un ejemplo. Y desde la Cámara de Empresas de Electrotécnica, Electrónica y Telecomunicaciones (CADIEEL), ya advirtieron que si este proyecto se aprueba muchas empresas locales cerrarían sus puertas porque no tendrían manera de competir.
Por eso, se prevé que esta semana un grupo de cámaras que nuclean a diversos proveedores de equipamiento del país, encare una movida para que se dé marcha atrás con un proyecto que va en contra de aquellos empresarios nacionales que en los últimos años decidieron invertir en el país.
Las empresas que se beneficiarán serán Sanyo, BGH, Compumundo, entre otras pocas, porque son las que cuentan con cupos en Tierra del Fuego para producir.
Lo loco, lo desquiciado del tema es que hace tres semanas la misma presidenta fue la encargada de anunciar un plan para dotar de 250.000 computadoras portátiles a los alumnos de escuelas técnicas. Si cumple con su palabra, esas máquinas seguramente costarán al Estado -es decir, a nosotros- un 33% más.
Hay quienes aseguran que el proyecto de ley no avanzará, y por otro lado la presidente dice que quiere convertir a Tierra del Fuego en una "Manaos austral" tratando de hacer un paralelismo con la Manaos de Brasil donde se concentra el polo industrial electrónico. No es que no haya que apoyar a Tierra del Fuego, pero querer convertirla en lo que es Manaos es demasiado, un pecado de ignorancia geopolítica.
¿No será hora de que quienes están en el entorno de la jefa de Estado le adviertan que está actuando con demasiadas contradicciones al mismo tiempo, que dejan a la luz su escaso conocimiento sobre la industria de las nuevas tecnologías de la información, las telecomunicaciones y la electrónica en el país?
¿Habrá alguien que le avise que el proyecto de ley es otro ataque a la clase media, a la que se supone quiere conquistar, la que según sus líderes de pensamiento es la movilizadora social del país?
Contradicciones de una administración que, tal como le gusta decir a algunos secretarios de Estado de alto vuelo, necesitaría estudiar más antes de gastar tiempo en escribir y firmar proyectos que van en contra de lo que se pregona. Aunque en verdad, ha sido ese el estilo de gobierno de los últimos seis años en esta Argentina que, pese a todo, resiste.
2 comentarios:
con esa medida se neutraliza el costo de flete desde Tierra del Fuego. Muy tierna tu defensa de los importrabandista de Galeria Jardin.
El comentario sobre los vendedores de la Galería Jardín fue para tener una referencia descriptiva. Si su actividad es ilegal, será responsabilidad de quienes corresponde de actuar en consecuencia. Tampoco creo que todos importrabandeen, para seguir el estilo de la nueva palabra, ingeniosa por cierto. ¿El costo del flete es superior al 30 por ciento? Si es así, entonces la medida debería pasar en cómo bajar ese costo y no en cómo subirle a los demás sus tributos. Ya todos pagamos demasiados, demasiados impuestos. Y no creo que las computadoras sean hoy artículos de lujo. Saludos
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