Telefónicas ganan más plata y piden igual aumento de tarifas

Hay momentos en que los marcos regulatorios de  los países o las decisiones de ciertos gobiernos pueden afectar los desempeños de las compañías ya sea porque ganen menos dinero, porque lo que facturen no les alcance para invertir o porque la competencia puede plantearse de manera desleal. Pero a veces, la inexistencia de ciertas regulaciones también puede abrirles la posibilidad de explorar alternativas para generar más ingresos. Y hablo en este caso puntual del caso de las telefónicas: si bien es cierto que las tarifas permanecen congeladas desde hace casi ocho años, no es menos cierto que lo sucedido en el mercado en este mismo tiempo les permitió incrementar sus ingresos y de un modo nada despreciable. La misma tecnología es la que les ha posibilitado generar nuevos ingresos, al igual que el consumo de nuevos servicios.

El crecimiento de la banda ancha en este período pasó de menos de 100.000 conexiones a más de 3 millones en la actualidad. Lo mismo sucedió con la telefonía móvil: de menos de 7  millones de abonados estamos hoy en los 32 millones de clientes activos (y más de 43 millones de líneas vendidas según el INDEC). Los precios bajaron, es cierto, pero el crecimiento de la base de usuarios y todo lo que queda aún por avanzar sobre segmentos no abordados han sido fundamento suficiente para incrementar los ingresos, aún en el marco de las inversiones, que siempre han sido muy cuidadas (ni Telefónica ni Telecom tiraron manteca al techo en estos años).

Pero ya el año pasado, Telefónica volvió a poner el tema de las tarifas sobre la mesa, y aprovechó el marco de Expocomm para poner en consideración la cuestión. Desde entonces, septiembre de 2008, nada sucedió en ese sentido. El viernes pasado, fue el turno de Telecom. El presidente, Franco Bernabé, dio a conocer los resultados del primer trimestre del año, que se incrementaron un 14% (mientras las ganancias fueron 21% superiores), y también habló de la necesidad de actualizar las tarifas, que no es otra cosa que aumentarlas.

La verdad es que resulta un tanto desatinado el reclamo -por no buscar una palabra más fuerte- por cuanto las telefónicas continúan teniendo ganancias, sus operaciones no se están viendo afectadas ni siquiera por la crisis internacional porque el consumo de telecomunicaciones no se ha resentido en prácticamente ningún lugar del mundo. Y en lo particular, en la Argentina las promociones que apuntan a dar banda ancha y telefonía (ilimitada para las llamadas locales) han sido y son el camino que encontraron las telefónicas para elevar sus ingresos, o las tarifas, casi casi de manera encubierta. ¿Por qué afirmo semejante cosa? Porque, por lo general, esas promociones -que tienen diversos nombres y aplicaciones en el caso de las dos empresas más importantes que operan en el país- se aplican sobre el abono básico, que es lo que no ha aumentado en estos años. Entonces, aquellos que contratan el servicio para, por ejemplo, tener llamadas libres y servicios adicionales, como el correo de voz, el desvío de llamada y demás, suman por cada contratación de estas prestaciones a lo que ya perciben por el abono básico, más allá de que el costo del pulso telefónico no aumente. Además, hay que recordar que el tráfico de voz no crece, de modo que cualquier incremento en este concepto puede deberse más a la existencia de estos nuevos paquetes que a otra cosa. 

Las telefónicas, más que un aumento de tarifas, necesitan que la regulación no les afecte el negocio de la banda ancha que es sobre el cual han podido generar más facturación y ganancia.A estas empresas les conviene que las cosas permanezcan tal como están porque así pueden explorar nuevas alternativas para elevar sus ingresos. Las inversiones más importantes ya están hechas y todo pasa por tener creatividad y montar nuevas aplicaciones sobre las redes existentes. Pedir aumento de tarifas no es sólo una batalla que seguramente no puedan librar ni ganar en el corto o mediano plazo, es sencillamente, innecesario. Hoy los ingresos de estas operadoras pasan por otro lado (y ahora no nos vamos a meter con la telefonía móvil porque es otra historia, mucho más jugosa, y donde realmente se afecta mucho más a otros competidores). Así que, mejor, olviden las tarifas, que ya tienen mucho. Y a veces la calidad del servicio no se condice con las ganancias que obtienen, especialmente si uno se dedica a observar lo que sucede en las provincias y en el interior de esas provincias.