Los diarios porteños y las agencias de noticias están dando amplia cobertura al culebrón argentino por el ingreso de Telefónica Internacional en el capital de Telecom Argentina a través de Telecom Italia, por la operación que se terminó de cerrar el año pasado en el Viejo Continente. Silencios, chicanas, operaciones de prensa, declaraciones con gusto a poco ... el asunto da para todo, pero el problema es que hay cosas que no quedan claras.
A ver: la resolución 44 de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNCD) le exige a Telecom Italia que sus directores dejen de tomar decisiones en la empresa, y esto se interpreta que deje de hacerlo a todo nivel, político, económico, estratégico y demás. Y niega, en paralelo, que se trate de una decisión confiscatoria.
Los directivos de Telecom Italia rechazaron la resolución 44/2009, aseguraron que esa injerencia del Estado era violatoria, y dejaron abierta la posibilidad de ir a la Justicia, posibilidad que podría tomar forma concreta a partir de la próxima semana (ésta es Santa, y hay poco tiempo para pensar).
Los Werthein se han llamado a silencio, igual que Telefónica. La pelea, entonces, está centrada entre el Gobierno y Telecom Italia, algo que se venía anticipando desde hace meses.
Pero leyendo la resolución de la CNCD hay cuestiones que no quedan claras, al menos a mí. Por ejemplo: en la página 6 del documento se asegura que los veedores asignados por el Gobierno, Diego Oribe y Fabián Pettigrew, "han informado que se habrían producido cambios y alteraciones en la organización funcional del grupo en cuanto respecta a los distintos niveles de decisión (facultades delegadas oportunamente al consejo de dirección, directorio y comisión fiscalizadora) con relación a cuanto fuera materia de análisis oportunamente por parte de esta Comisión Nacional, adjuntando documental en sustento de ello". Al ser consultada la comisión sobre este tema, explicaron que no podía revelarse la información encontrada en esos documentos.
Lo cierto es que la relación entre las partes está cada vez más ríspida. El culebrón promete extenderse. No estoy a favor de nadie en esta pelea. Sólo me gustaría que lc CNCD actúe velando por los intereses de la competencia efectiva cuyo beneficio será para todos nosotros, ciudadanos-consumidores. Ahora, cuando recuerdo que uno de sus integrantes está cuestionado por aprobar la fusión Cablevisión-Multicanal siendo que el Grupo Clarín es un espectador interesado y activo lobbista del asunto Telecom, siento que mi expectativa es por demás ingenua.
Hasta el próximo capitulo.
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