Es viernes, llegó el momento de hablar de un vino argentino. Y esta vez vamos a salir de lo común porque el protagonista de hoy es un cabernet franc sanjuanino. Esta uva no está muy cultivada en la Argentina pero todo lo que ha salido de sus entrañas siempre ha sido muy bien vista por los consumidores de vino.
Este cabernet franc es de 6 bodegas, la iniciativa que puso en marcha hace unos años atrás la Bolsa de Comercio de San Juan. Consiste en que, cada año, se les pide a 6 bodegas que elaboran vinos de calidad que elijan una variedad para elaborar un producto que sea representativo de la provincia, que muestre ese famoso "terroir" -o terruño, en criollo- y evidencia que allí también se producen cosas buenas.
En el 2004 una de las uvas elegidas fue el cabernet franc. Y entonces, las bodegas Casa Montes, Las Moras, Graffigna, Don Doménico, Putruele y Numek entregaron sus mejores varietales de cabernet franc que, juntos, dieron el mejor corte -o blend, o assemblage, como más te guste- de esa variedad.
¿Y está bueno el vino? Este pariente del cabernet sauvignon está bárbaro. La verdad es que se me hizo un poco difícil describirlo porque tengo la impresión de que siempre caigo en lo mismo. Pero es inevitable aludir a sus aromas frutales, a la permanencia de un suave dulzor en la boca, pero no el dulzor del azúcar común y corriente sino el del sol sanjuanino, que permite que la maduración de la fruta alcance plenitud sin ser empalagosa. Tiene permanencia larga en la boca y los taninos se advierten suaves. El color del vino tira al rojo ladrillo, pero no tanto como el pinot noir porque el rojo se asemeja más a un malbec o a un cabernet.
La botella es de 500 ml y la graduación alcohólica es de 13,5%. O sea que no es para andar tomándose el medio litro así nomás porque los efectos del alcohol se hacen sentir con notoriedad.
Un vinazo para acompañar, como siempre con los tintos, buenas carnes rojas. Pero este cabernet merece la mejor calidad de las carnes argentinas, no cualquier corte ni nada improvisado.
Como siempre, recordá que si tomaste, no manejes, que lo haga otro que no haya tomado. Si no, pedí un remise o un taxi, o quedate el tiempo necesario en el lugar en que te encuentres hasta que hayan pasado los efectos del alcohol. Recordá que lo divertido del vino es disfrutarlo, pero para que eso pase hay que aprender a disfrutar de la vida. Que una cosa no te impida la otra.
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