La tendencia toma fuerza. En la Argentina es más frecuente que, a la hora de instalar un sistema para mejorar cualquier tipo de proceso, se recomienden sistemas ágiles para encontrar los resultados buscados en menos tiempo. Y ese ahorro en tiempo se traduzca también en dinero.
El desarrollo ágil es una alternativa a los métodos tradicionales, fuertemente apalancados en la documentación y en el avance de proyectos por etapas. El entorno ágil, en tanto, avanza a medida de las necesidades y no exige tanta documentación para arrancar: apunta a resolver cuestiones específicas, a revisar y a volver atrás si es necesario.
En tiempos de crisis es una muy buena oportunidad para continuar invirtiendo en tecnología. Pero esto no quiere decir que el método ágil sea un remplazo del tradicional sino que es una opción más que en ciertos casos es la mejor, y en otros es mejor obviarla.
Para entender más sobre esta tendencia mundial que comienza a arraigarse en la Argentina, los invito a leer esta nota, de mi autoría, que se publicó en la edición de hoy del suplemento IT Business del diario El Cronista.
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