Hoy es viernes. Parece que el fin de semana viene mejor, con solcito por fin y calorcito. Bueno, como es fin de semana de Vendimia (en Mendoza comienzan hoy a la noche los actos finales de la Fiesta Nacional de la Vendimia) y la cosa pinta relajada me voy a tomar el atrevimiento de recomendarles un vinito: Terrazas Torrontés Reserva 2007, de la Bodega Terrazas de Los Andes (Chandon).
Lo saqué de mi bodeguita sin mirar, lo puse en la heladera y una de estas noches lo abrí, sin haberle prestado suficiente atención a la etiqueta. Cuando lo probé (degusté en la jerga) quedé maravillada porque era un vino fresco, con aroma frutales, que en la boca se sentía muy rico (al final de eso se trata, de que te guste). Como tengo accesorios para guardar el vino por unos días sin que se oxide pude acompañar varias comidas con este torrontés de Salta: un arroz (uy, perdón, risotto) con embutidos (según dice la receta), es decir, choricito colorado, jamoncito y alguna otra cosa que encontré por ahí; una tarta de choclo bien mendocina y unas pastas. En todos los casos, incluido el risotto que lo preparé suave pese a los chacinados, el vino resaltó el sabor de la comida, es decir, estuvo buenísimo comer con ese torrontés.
Claro, los expertos dirán que soy una loca, una ignorante, por haberme tomado en marzo del 2008 un Reserva con fecha 2007. Sí, puede ser. Pero la verdad es que lo abrí sin fijarme en la añada. Seguramente dentro de unos años ese vino esté más bueno que el arroz con leche que hacía mi mamá. Bueno ... lo mío fue un anticipo, una certeza de que si se lo compran y lo guardan habrán hecho una buena inversión (porque no sé el precio pero es de alta gama, o sea, de los caritos). Y no vengan con eso de que el vino blanco no es vino y esas cosas, este torrontés está buenísimo, lo puede tomar cualquiera y en estos días de calor mejor porque hay que beberlo frío.
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